Los fabricantes no se habían encontrado, hasta ahora, frente un reto tan grande como el del panorama actual. Por un lado, las empresas están experimentado una reducción significativa de trabajadores de la generación del Baby Boom, que empiezan a retirarse, llevándose con ellos sus conocimientos y habilidades. De hecho, Deloitte estima que, entre 2018 y 2028, esta brecha de conocimiento puede dejar alrededor de 2,4 millones de posiciones laborales sin cubrir.
Por otro lado, los consumidores piden más que nunca disponibilidad de la mercancía en tiempo real, una mayor calidad y condiciones laborales justas a un coste menor. A estos retos cabe añadir una economía global extremadamente volátil e impredecible.
Considerando estas presiones competitivas, ¿cómo pueden los fabricantes seguir gestionando una línea de producción rentable? La respuesta pasa por acelerar la automatización.
No estamos sugiriendo añadir otro robot industrial más a la fábrica. Esto implicaría inversiones millonarias de instalación, un uso circunscrito a unas tareas específicas y la exigencia de una enorme infraestructura para garantizar la seguridad del trabajador. Hablamos, en cambio, de la siguiente generación de robots colaborativos (cobots), diseñados para superar las limitaciones de la automatización tradicional y hacerla más accesible y efectiva para todos los fabricantes.
Aunque, durante una década, los cobots han permitido a los fabricantes realizar operaciones ágiles y aumentar el rendimiento, los actuales robots colaborativos están diseñados para llegar aún más lejos. Avances recientes han hecho posible que los cobots levanten hasta 16 kg, apliquen la fuerza exacta necesaria para aplicaciones sensibles, como la colocación de tornillos y tuercas, y lleven a cabo tareas de carga con facilidad, incluidas la supervisión de maquinaria, el manejo de piezas pesadas y el paletizado.
Hemos detectado cinco maneras en las que los cobots permiten seguir siendo competitivos al mismo tiempo que aumentan la aportación de valor por parte de los fabricantes:
Aumento de la productividad
Más rentabilidad
Por supuesto, el objetivo de todo negocio es ser lo más rentable posible. Cuando los cobots están trabajando, los fabricantes reducen el coste a escala y aumentan sus beneficios. De hecho, un estudio de 2019 realizado por la firma inglesa de investigación Smither Pira concluyó que reducir un 1% los costes de producción genera un aumento de las ganancias equivalente al 34%. Los humanos pueden aprovechar los cobots como herramienta que garantice la precisión y la consistencia para que una planta no experimente ningún período de inactividad innecesario (que puede ser bastante costoso para una empresa), para que se reduzcan los tiempos de ciclo y para que los fabricantes puedan entregar productos de alta calidad al precio de producción deseado.
Mayor satisfacción de la plantilla
En un primer momento, los empleados pueden mostrarse escépticos ante la incorporación de cobots en la fábrica, pero los robots colaborativos no remplazarán a los trabajadores humanos. De hecho, están diseñados para trabajar junto a los humanos, asumiendo las tareas más monótonas y propensas a errores, posicionando a las personas para las labores que requieran mayor creatividad, destreza y uso de la razón. Cuando los empleados están liberados de las ocupaciones más aburridas y peligrosas, pueden dedicarse a tareas más gratificantes. En un informe de 2019 sobre el sector de los bienes de consumo envasados, McKinsey concluyó que un elevado nivel de automatización facilita la atracción y retención de talento al crear nuevos roles técnicos con mejores condiciones de trabajo, remuneración y oportunidades.
Alta calidad
Flexibilidad óptima
La incertidumbre económica y el comportamiento impredecible del consumidor dificultan que los fabricantes sepan qué producir, cuánto, cuándo y dónde. Sin embargo, con los robots colaborativos pueden aumentar o disminuir la producción y expandirse a nuevos mercados de manera más rápida. Los cobots pueden realizar cualquier tarea, desde el troquelado e inspecciones de calidad hasta la supervisión de maquinaria. Y ahora los mejores cobots incluso han evolucionado para manejar piezas pesadas sin comprometer la precisión. Lo mejor es que un solo cobot puede ser programado y reubicado en distintas tareas de una misma planta.
El valor que las empresas pueden obtener de los cobots es muy real. Ya hemos superado el momento de la novedad; los robots colaborativos llevan ya diez años aportando valor a todo tipo de fábricas, y ahora están preparados para pasar al siguiente nivel. Hemos llegado a una etapa en la que aumentar la automatización en las fábricas ya no es únicamente algo atractivo que llama la atención, es una necesidad. Las empresas que evitan invertir en cobots no solamente están perdiendo un valor extra, se están condenando a fracasar. La respuesta de los fabricantes que quieren sobrevivir y ganar en este ambiente cada vez más competitivo está en los cobots.
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